Don Zenón Somodevilla, marqués de la Ensenada, era un hombre sobresaliente, militar espléndido y de vasta cultura. Vestía con tanta elegancia que se lo consideraba máximo representante de la moda de su tiempo.
Decíase que su indumentaria, guarnecida con botones de diamantes, encajes de Manila y hebillas de oro cincelado, había costado una fabulosa suma, un lujo que acabó por despertar la envidia entre los cortesanos, de modo que se rumoreaba que todo eso no era sino fruto de desfalco y de negocios sucios.
El rumor llegó a oídos del rey Felipe V, quien llamó al marqués para manifestarle que no toleraría semejante ostentación, pues iba en contra de las normas de austeridad que la Corona acababa de promulgar.
Ante eso, don Zenón, con singular sutileza y finos modales, respondió: «Señor, por la forma de vestir del criado se ha de conocer la grandeza del amo.» Y dicen que, allí nació el refrán que dice: «A cada paje, su ropaje».
La anécdota no hace más que graficar lo que debiera ser una obviedad: la calidad de vida del pueblo es el principal indicador del éxito de una gestión.
Ningún gobierno, ningún plan estratégico, ningún político puede considerarse exitoso, si la gente a la que llega no se ve beneficiada.
Solamente será trascendente aquel que logre mejorar aunque sea un poquito, la forma de vida de sus ciudadanos, quien tenga la claridad mental y estratégica de conseguir un mejor presente y futuro para sus congéneres.
Cuando pase el tiempo y los años, muchos de los nombres que hoy suenan con insistencia en los medios, apenas serán citados en las crónicas de época. O con suerte, sus apellidos serán símbolo de una calle o una plaza.
El que trascenderá su tiempo y su propia historia es aquel que logre mejorar en algo el nivel de salud, vivienda y educación de su gente.
Y a eso no habrá que explicarlo, ni publicitarlo: eso se ve y se siente, en la calle, en la escuela y en la mesa.
Como en la anécdota del noble caballero español, la calidad de vida de la gente es el mejor reflejo del éxito de la gestión de un gobierno.